Danos quería hacer un producto que respondiera a una necesidad muy concreta: restringir la luz a la zona donde la persona quiere leer, pero al mismo tiempo alejarse de las soluciones excesivamente técnicas para crear una luz agradable y tenue. Esto se consiguió trabajando la luz del LED a través de un difusor blanco que proyecta la luz en todas direcciones. La luz se puede controlar con un simple movimiento de la bola con lo que se consigue tener una luz muy acogedora en una zona delimitada sin molestar a la persona que descansa a tu lado. Todas las versiones de la Beddy respiran minimalismo. “Los ebanistas japoneses son únicos. Su sencillez máxima es el resultado de un gran esfuerzo. Filtrar, filtrar y filtrar, hasta llegar a una simple línea”, destaca el autor. Eso, junto a la filosofía cien por cien racionalista del autor, da como resultado una lámpara en la que nada es gratuito. Cada pequeño detalle de su geometría responde a una necesidad concreta.